viernes, 21 de octubre de 2011

Y un triste orgullo la encendía... ¿Qué pensaría?

José de Ribera, Media figura de mujer, c.1635, sala 7.

Michiel Coxie, Tríptico de la Muerte de la Virgen (detalle), antes de 1550, sala 57

-La pensativa- 
En los jardines otoñales, 
bajo palmeras virginales, 
miré pasar muda y esquiva
la Pensativa. 
La vi en azul de la mañana, 
Con su mirada tan lejana; 
Que en el misterio se perdía 
De la borrosa celestía. 
La vi en rosados barandales 
Donde lucía sus briales; 
Y su faz bella vespertina
Era un pesar en la neblina… 
Luego marchaba silenciosa 
A la penumbra candorosa; 
Y un triste orgullo la encendía, 
¿Qué pensaría? 
¡Oh su semblante nacarado 
Con la inocencia y el pecado! 
¡oh, sus miradas peregrinas 
de las llanuras mortecinas! 
Era beldad hechizadora; 
Era el dolor que nunca llora; 
¿Sin la virtud y la ironía 
Qué sentiría?
En la serena madrugada, 
La vi volver apesarada, 
Rumbo al poniente, muda, esquiva 
¡La Pensativa! 

José María EGUREN (1874-1942)

lunes, 3 de octubre de 2011

El pintor Claudio de Lorena es nombrado duque (o Por qué me niego a leer periódicos)

Ayer, casi me come una visitante. Me preguntó por una salita con cuadros de pequeño formato de pintores como Degas y Corot.  Le contesté que suponía que se refería al gabinete de dibujos de la segunda planta, pero que allí había sólo obras del siglo XVIII español. La señora insistió en que esas obras se encontraban en el Museo, incluso me dijo que había preguntado en información y que le habían dicho el número de sala (?). Yo volví a insistir, explicando que el Prado no tiene nada de siglo XIX francés (con la salvedad de un desnudo femenino al más estilo Pompier expuesto junto a los Fortuny; al menos hasta donde sé). Finalmente, la visitante (no sin cierto atisbo de desconfianza hacia mi respuesta)  me explicó que había leído un artículo en El País cuyo periodista hablaba de una salita con obras de esos pintores. Le expresé a la mujer mi curiosidad por el artículo a fin de ver de dónde venía al confusión.

Acabo de localizar ese artículo (publicado en el periódico español el 24 de septiembre, en su suplemento cultural, Babelia) y, efectivamente, el periodista, José Luis Estévez, dice, literalmente que "si Manuel Rivas, escritor, tuviera que elegir un lugar para escapar del mundanal ruido no elegiría la isla desierta o el rincón bucólico de la montaña en el que muchos pueden pensar, él escogería una pequeña sala del Museo del Prado en la que se encuentran cuadros de pequeño formato de pintores como Corot, Degas o De Nittis". Ignoro si la pomposa frase es cosecha propia y exclusiva del periodista o es una paráfrasis, como otras del artículo, de algo dicho por el propio Manuel Rivas. En cualquier caso, no quepo en mi asombro ante la profunda ignorancia y desconocimiento vertidos en un artículo publicado en, se supone, uno de los principales periódicos de tirada nacional. Si el autor de la frase (fuera quien fuere) dijese "se encontrasen", entendería que le gustaría pasar su tiempo en el Museo del Prado junto a los grandes maestros y, además, tres importantes pintores del XIX francés, no autóctonos del Prado. Sin embargo, al emplear el presente de indicativo, afirma rotundamente que esos pintores se encuentran en las colecciones del Museo, poniendo en evidencia que no sólo hace mucho que no visita el Prado, sino que no tiene la más mínima idea de las colecciones que alberga la pinacoteca más importante de España y una de las principales de Europa.

Se me podrá decir: ¿cuántos españoles conocen más o menos los fondos del Museo? Es cierto que probablemente el ciudadano medio de a pie (e incluso, lamentablemente, universitario) no sepa más que nombrar a Velázquez, Murillo y Goya, y aunque yo considere una cuestión de cultura general (y casi obligación de todo ciudadano español) conocer mínimamente sus glorias artísticas, seamos sinceros: no es así y tampoco viene al caso que nos ocupa. Lo que me enerva es comprobar, una vez más, el nivel formativo y la curiosidad nulos de la mayoría de periodistas (Manuel Rivas también es periodista), quienes suelen cometer errores de bulto al escribir sobre cuestiones culturales y encima cobran por ello. Me viene a la memoria otro caso sangrante y vergonzoso: un artículo en el Mundo sobre la exposición de Roma que acaba de clausurar el Prado. En el artículo se hablaba especialmente de Claudio de Lorena, pintor francés del XVII, llamado Claude Lorrain en su idioma materno. Pues bien, como ilustración al artículo, se incluía un supuesto retrato del pintor. Quien sepa un poco de pintura (y de historia) se dará cuenta inmediatamente, por moda y estilo pictórico, de que el retrato es de la primera mitad del XVI. Efectivamente, pone junto al retratado Claude Lorrain, pero si quien escogió la foto hubiese hecho algo más que meter "Claudio de Lorena retrato" en google imágenes, habría sabido que ese Claude Lorraine del retrato es el duque de Guisa, personaje muerto en 1550. Pero pedimos peras al olmo.

Qué razón tenía Nietzsche cuando enarbolaba la espada contra los periodistas diciendo de ellos que no son más que "el esclavo de papel del día", que "ha triunfado, en todo lo que se refiere a la cultura, sobre el docente superior, y a este último no le queda más que la metamorfosis, ya presenciada con frecuencia, de moverse ahora también él en la manera de hablar propia del periodista, con la «ligera elegancia» de esa esfera, cual una mariposa jovial y culta".